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Ozzy Osbourne y el Parkinson: el valor de la terapia física
Tras el reciente fallecimiento del “Príncipe de las Tinieblas”, ha surgido la concientización por el Parkinson, enfermedad que Ozzy Osbourne enfrentó desde 2003. El Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente el control del movimiento. Con el tiempo, puede causar rigidez muscular, temblores, dificultad para caminar, pérdida de equilibrio y otros síntomas que comprometen la autonomía del paciente. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que permiten mejorar la calidad de vida y ralentizar su progresión, como los medicamentos, la estimulación cerebral profunda y la terapia física y ocupacional.
La terapia física desempeña un papel clave en el manejo del Parkinson. Su objetivo es mantener la movilidad, prevenir la rigidez articular y mejorar el equilibrio y la postura. A través de ejercicios específicos —como entrenamiento de la marcha, estiramientos, fortalecimiento muscular y coordinación— se busca reducir el riesgo de caídas, uno de los problemas más comunes entre quienes padecen esta enfermedad. En etapas iniciales, comenzar terapia física puede marcar una gran diferencia en el avance de los síntomas, y por eso se recomienda acudir con un fisioterapeuta desde el momento del diagnóstico.
Ozzy Osbourne es un ejemplo de cómo la rehabilitación puede formar parte activa del tratamiento. En sus últimos años, compartió que se preparaba físicamente con la ayuda de un especialista, realizando ejercicios con pesas, bicicleta e incluso tai chi para trabajar su equilibrio. Su caso visibiliza no solo los desafíos del Parkinson, sino también la importancia de mantenerse activo. La terapia debe adaptarse a cada persona según el avance de la enfermedad, pero lo esencial es empezar lo antes posible para conservar la funcionalidad y la independencia.
Aprende más sobre este tema en nuestro episodio: ¿Qué es la rehabilitación neurológica?
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